Adam, el Primer Hombre
Había una vez un señor muy bueno llamado Gendô Rokubungi. Él era pobre, pero
muy feliz: sacaba muy buenas notas en la universidad de Kyoto, era ya casi mejor que su profesor Kozo Fuyutsuki; y, además, acababa de conocer
a una chica preciosa, también muy inteligente, llamada Yui Ikari. Como se veía venir, Yui miró a Gendô, Gendô miró a Yui... ya se sabe, cosas de la vida.
Se casaron y, durante cinco minutos, concibieron a una criatura, a la que llamarían Shinji Ikari. ¡Qué bonito!
Pero he aquí que un buen día, el señor Ikari (Gendô se cambia el apellido y adopta el de su mujer, costumbre muy común en Japón
cuando la familia de la novia es más rica que la del novio) se levanta por la mañana, y se marcha a dar una vuelta por la calle.
Pero con estas que, mientras va caminando, se encuentra con un papelote en el suelo. El buen hombre lo recoje y lo lee.
"Comerciante hace buenas ofertas de artículos diversos en el Polo Sur. Si alguien no se los compra, este comerciante se enfadará mucho y les matará. Firmado: Dios". ¡Mira que bien! Con las ganas que tenía esta familia
de hacer un viajecito y comprar artículos exóticos... pero claro, como el señor Gendô y la señora Yui son muy buenos cristianos, llaman
a todos los trabajadores de su empresa, Gehirn, para aprovechar las ofertas del Polo Sur y conocer al tipejo ese llamado Dios. ¡Y ya de paso, salvar a la humanidad!
Así que, cojen todos el barquito, y para el Polo Sur se van. Cuando llegan... ¡oh, sorpresa! Allí está, en un pequeño y solitario tenderete sobre el hielo,
el señor Dios, vestido con una larga túnica y con los brazos cruzados.
- La paz esté con vosotros - dice el comerciante, muy serenamente.
- La paz esté contigo - responden educadamente la familia Ikari y los trabajadores de Gehirn -. Veníamos para comprarle
a usted algun artículo y eso.
- Claro, claro - respondió Dios -. Tengo justo lo que necesitan.
- Oh, le escuchamos con atención.
Dios abrió una cajita llena de cápsulas de la Capsule Corp., escogió una, la pulsó y la lanzó lejos. Al instante apareció la figura luminosa de un ente de 70 metros de altura.
- ¡Válgame Dios! - mencionó uno de los expedicionarios.
- Miren - dijo Dios -, ¿a que mola? Es mi Pokémon particular.
- Vaya, vaya... - se quedó muy pensativo Gendô Ikari -. Se lo compro.
- Oh, muy generoso por su parte, joven - respondió Dios -. Mire, si se lo quiere llevar a tamaño natural, se lo doy gratis.
- Pero hombre, Dios, ¿cómo vamos a llevarnos a este engendro suyo a tamaño natural? ¿No ve que no nos cabe en la Game Boy?
- Bueno, bueno, podemos también considerar la versión embrión... - dijo Dios -. Pero verá, es que al embrión le tengo especial cariño, además de
ser más portable, ¡usted puede hacer tantas copias como quiera! (con el cable universal Game Link (tm).
- Vaya, vaya... - dijo Gendô Ikari -. El grande no me mola. ¿Cuánto pide por el enano?
- Uhm... - Dios pareció meditar -, se lo dejo por 3.000 millones de humanos.
- ¡Caramba! - exlamaron todos.
La familia Ikari y el equipo Gehirn se reunieron para debatir.
- ¡Pero señores, es que si no se lo compramos, el tío nos machaca a tós! - dijo Gendô.
- ¿Cómo sabes eso, Ikari? - Dijo Fuyutsuki.
- Jolines, lo ponía el tío en el anuncio.
Después de mucho discutir, Ikari se acercó de nuevo a Dios.
- Bueno, señor Dios, el precio parece justo. Se lo compro.
- ¡Muy bien! - dijo Dios -. ¿Se lo envuelvo para regalo?
Pero con estas que Yui va corriendo hacia su maridito.
- ¡Marido, marido...! - dijo Yui, con mucha impaciencia.
- Ahora no, cariño, estoy haciendo negocios.
- ¡Pero es que tengo pis! - contestó Yui.
Vaya, entonces Gendô recordó que el médico de Yui le dijo que no podía hacer pis fuera de Japón.
- Bueno, nena - dijo Gendô a su mujer -. Nenes, - dijo a los de Gehirn - cojer el paquete, que me tengo que ir a casa.
- Tranqui, Ikari - dijo su profe Fuyutsuki -, Kaji te lo traerá allá por el capítulo 8.
- De acuerdo, camaradas - y con esto, que Ikari y su mujer se marcharon en su jet personal.
- Alto ahí - dijo Dios -. Me tenéis que pagar.
- ¡Anda! - dijo Fuyutsuki con cara de espanto -. ¡Ahora recuerdo que olvidé mi cartera en el barco! Ahora vuelvo...
Y se marchó por patas.
- ¡Tendrá morro el tío! - dijo alguien.
Así que, con estas, que solo quedaban algunos expedicionarios frente al tenderete de Dios.
- No importa - dijo Dios con voz benévola -. Ya os mandaré la factura.
- De acuerdo, buen hombre - dijeron los de Gehirn, cojiendo al embrión -. ¡Venga, hasta pronto!
- Hasta pronto - dijo Dios, con voz muy baja y maliciosa, hechándoles una mirada matadora.
Pero entonces los de Gehirn cayeron en la trampa; resulta que Dios se había afiliado a una entidad terrorista recientemente,
y había colocado una mina lapa debajo de la caja del embrión, para joder y eso. La bomba estalló, pero como la caja del embrión estaba blindada...
Un tiempo después, un hombre llamado Ryoji Kagi fue a por el paquete extraviado, para llevárselo a Ikari, durante el capítulo 8; pero resulta que, mientras duraba la travesía en barco, un ángel marino llamado Gaghiel venía de parte de Dios a llevarles la factura
, y de paso cojer el paquete con el embrión, y...
(NOTA: bueno, si habéis pillado los chistes de la historia, no creo que sea necesario contar nada más... ;-)
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